En este nuevo post vengo a hablaros de una crisis empresarial, la cual tuvo una gran repercusión en los medios de comunicación: la crisis que sufrió Volkswagen en 2015, también conocida como Dieselgate.
Antes de analizarlo, hay que
presentar los hechos para ponernos en situación. Todo empezó cuando el 18 de
septiembre de 2015 la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de Estados
Unidos acusa a Volkswagen de falsear los resultados de emisiones de
contaminación de dióxido de nitrógeno en sus vehículos, vendiendo así entre
2009 y 2015 en torno a unos 11 millones de vehículos manipulados en todo el
mundo.
El 22 de septiembre, el grupo
Volkswagen provisiona un fondo de 6,5 millones de euros para resolver el
problema y Martin Winterkorn (presidente del consejo de administración de
Volkswagen) pide disculpas públicamente a través de los medios de comunicación,
pero no sería hasta el día siguiente cuando la compañía reconoce dicha
manipulación, con la cual llegaban a emitir gases nocivos hasta 40 veces más de
lo permitido. Esto hace caer sus acciones más de un 30%.
El 25 de septiembre el Consejo de
Administración de Volkswagen prescinde de los responsables de Audio, Porsche y
Volkswagen. Martin Winterkon dimite y se nombra como sucesor a Matthias Müller.
Ante esta crisis, Volkswagen no supo reaccionar y mucho menos
gestionarla. Su respuesta fue tardía, ya que tardó cuatro días en pedir
disculpas y cinco días en aceptar los
hechos de los que se les acusaba.
Cuando salen a la luz estas acusaciones, el grupo Volkswagen reúne a los
mandos intermedios y al comité de la empresa para ver cómo iban a afrontar la
crisis y cómo iban a solucionarla.
El departamento de comunicación empieza a preparar los comunicados, pero
a pesar de organizarse, la gestión de la comunicación y la mala formación de
los portavoces contribuyeron a que la crisis no se afrontara con éxito.
Para hacer frente al problema, la
compañía realiza varias acciones y entre ella la emisión de distintos
comunicados, concede distintas entrevistas y realiza diferentes ruedas de
prensa. Todo ello para informar a la sociedad, y con ello a sus clientes,
de lo que realmente estaba pasando.
Sin embargo, esto no será de gran
ayuda puesto que Michael Horn, el que era director y presidente de Volkswagen
en EEUU, en unas declaraciones no dudó en echar la culpa a sus ingenieros.
Además, el departamento de
comunicación no fue muy efectivo en la primera semana puesto que estuvo
inactivo en las redes sociales, parecía que el tema no les afectaba.
En cuanto a los portavoces, cabe destacar que su respuesta de reacción
fue lenta. Luego, con las declaraciones de Martin Winterkon y Micheal Horn, se
aprecian dos formas diferentes de actuar, una más rigurosa y otra más directa.
Esta crisis ha sido cubierta por
muchos y diferentes medios, pero sobre todo ha tenido una cobertura
internacional diaria, puesto que afectaba a varios países de todo el mundo. Desde
el momento en que la EPA destapó la trama, tanto la radio, prensa, como la
televisión fueron realizando una cobertura continua.
1. Lo
primero que intenta es una reorientación de la estrategia de los motores diésel
con un cambio en la tecnología, incluyendo elementos para evitar una emisión
menor de gases contaminantes.
2. Otra
medida es aumentar la fabricación de vehículos eléctricos.
3. La última medida es lanzar un coche que represente al grupo: el Phaeton. Con este coche Volkswagen quiere que se le asocie a la marca que apuesta por las nuevas tecnologías.
Con estas estrategias, vemos que en su mayoría lo que quiere Volkswagen es mejor a reducir la contaminación en el medioambiente para ayudar a contrarrestar sus acciones.
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